El día que dices “a mi todo me da igual” es que estas bien hecho mierda. Porque todos nos guíamos por pautas que sabemos erróneas pero resultan cómodas. El día que eres capaz de decir “te acompaño en el sentimiento”, ese es un gran día. Debe ser una forma de madurar y descubres que a partir de ahí muchas cosas van a ser más fáciles aunque pierdan intensidad y dejen de ser más personales. Puede que ya no elabores tanto los regalos que haces y que des dos besos sin que tus labios toquen su cara. A cambio te sale un poquito mejor disimular tu gesto cuando algo te desagrada o te impresiona o te ha roto por dentro.
Pues todo esto, que esta muy bien, a mi no me sale. Ay que ver! A mi edad!
Cuando subo unas escaleras, hacia cualquier casa, suelo tararear. Canto la última canción que escuché en el coche o alguna que sonó en la radio... Lo mejor de esta cualidad es que ni yo misma la descubrí, alguien me lo dijo “cuando estas contenta tarareas al subir las escaleras” Pero si que he aprendido a escucharme, como sale sólo no tengo capacidad de controlarlo. Pues ahora resulta que cuando acabo los tramos y me doy cuenta de que no he tarareado es que algo no va bien y hasta ese momento ha podido ser que ni me hubiera dado cuenta.
Luego me imagino que estoy -siempre, todos los días- rodeada de cojines. Son grandes y huelen bien y estan bien mullidos. Por eso será que cuando estoy un poco más triste tengo más sueño. Estoy más cansada y me parece que tenga los ojos como de haber llorado y la cara mas caliente como de haber tenido fiebre. Ahí me abandono un poco y me dejo caer sobre ellos. Pero a la vez creo que puedo mover los hombros para acoplarlos mejor, apoyar la cabeza hasta que la nuca consigue hacer su molde y quedarme quieta, confiando en que cuando despierte todas las cosas van a ser diferentes. Cuesta un esfuerzo, no creas, porque resulta que cuando te tumbas a descansar lo normal es que al despertar sólo sea el día siguiente pero a mi me funciona porque son muchos días siguientes ya y porque yo soy muy creyente de mi imaginación.
Mañana cuando me levante ninguno sereis el mismo y yo sabré así que algo ya va mejor, aunque a media tarde haya un momento en el que piense: me estoy aburriendo.